SER Y SUS DIMENSIONES ESPACIO-TIEMPO.
Un breve pasaje sobre el concepto filosófico del ser, extraído de la obra de Erich Fromm titulada "TENER Y SER" dice:
"La discusión del concepto de “ser” resulta más complicada, porque "ser" ha sido tema de miles de libros filosóficos, y "¿qué es ser?" ha sido una de las preguntas críticas de la filosofía occidental. El concepto de ser se tratará aquí desde el punto de vista antropológico y psicológico, pero la discusión filosófica, desde luego, también se relaciona con el problema antropológico.
Como hasta una breve presentación del desarrollo del concepto de ser en la historia de la filosofía, desde los presocráticos hasta la filosofía moderna, rebasa los límites de este ensayo, sólo mencionaré un punto crítico: el concepto de Proceso, actividad y movimiento como elemento de ser. Como ha señalado George Sirnmel, la idea de ser implica un cambio, significa devenir, y tiene sus dos representantes más grandes y más firmes en el inicio y en el cenit de la filosofía occidental: en Heráclito y en Hegel.
Afirmar que "ser" constituye una sustancia permanente, intemporal e inmutable, y que es lo opuesto a devenir, como lo expresaron Parménides, Platón y los escolásticos "realistas", sólo tiene sentido basándose en la noción idealista de que el pensamiento (idea) es la realidad última. Si la idea de amar (en el sentido platónico) es más real que la experiencia de amar, se puede decir que el amor como idea es permanente e inmutable; pero cuando nos basamos en la realidad de los seres humanos que existen, aman, odian y sufren, entonces no existe un ser que al mismo tiempo no se transforme y cambie. Las estructuras vivas sólo pueden existir si se transforman y cambian. El cambio y el desarrollo son cualidades inherentes al proceso vital.
El radical concepto de la vida de Hegel y Heraclito como proceso y no como sustancia tiene un paralelo en el mundo oriental, en la filosofía de Buda. No hay lugar en el pensamiento budista para el concepto de sustancia permanente y durable, ni para las cosas ni para el yo. Nada es real, sino los procesos. El pensamiento científico contemporáneo ha producido un renacimiento de los conceptos filosóficos del pensamiento del proceso al descubrirlos y aplicarlos a las ciencias naturales. "
La propuesta planteada, permite esclarecer si el ser es un ente terminado o por terminar. Si es un elemento terminado desde que esta presente en el universo, origina que ya tiene una función definida, es más, su función esta definida por su estructura que le fue asignada, lo que origina que no tenga posibilidades de dejar de ser lo que es para llegar a ser lo que aún no es.
Sin embargo, esta concepción mecanicista en que solo se observar el objeto creado, cuando se modifica por la concepción que relaciona al objeto creado y el creador, se puede obtener una nueva concepción. En el proceso de creación hay etapas, y estas etapas están determinadas por una extensión de espacio y un determinado tiempo. Cuando esta extensión y temporalidad se amplían se puede observar nuevos procesos que en las anteriores delimitaciones espacio-tiempo no se evidenciaban. En esta nueva dimensión espacio-tiempo, lo que parece un "ser" terminado se puede constatar que dicho "ser" es parte de un proceso, que al pasar por varias etapas de diferenciación, nos permite conceptuar que el “ser" tiene un devenir pasando de lo que es a lo que no es.
Si ampliamos más nuestra percepción espacio-tiempo podremos ver que el mismo "ser" sufrirá su total extinción porque su nacimiento, vida y muerte, quedan totalmente incluidos en una unidad dimensional mayor a toda su "ser". Lo que nos permite definir que lo establecido como "ser" queda delimitado por la dimensión espacio-tiempo que empleamos en el establecimiento del "ser".
Esto misma constatación se puede ver en el sentido inverso, si reducimos la dimensión espacio-tiempo podemos constatar que el "ser" no existe, porque lo que podemos percibir son los "seres" que en su devenir permitirán desde el nacimiento hasta su extinción de nuestro "ser". Lo que nos permite evidenciar, una vez más, que la dimensión espacio-tiempo establecen la inmutabilidad del "ser" y su devenir. En una dimensión el ser puede parecer inmutable mientras que en otra dimensión mutable.
Si tenemos en cuenta estas paradojas de las dimensiones tomadas para el establecimiento del "ser", de su "devenir" y de la misma inmutabilidad, podremos constatar que la inmutabilidad puede cambiar en su definición pasando desde lo perpetuo hasta lo cambiante. Desde lo inmodificable hasta lo modificable, desde lo permanente hasta lo transformable. Luego en nuestra orden masónica podemos tener ambas percepciones, desde la inmutabilidad de nuestra orden hasta la mutabilidad de nuestra orden masónica.
Filosóficamente esto es diferenciado como la teoría creacionista y la teoría evolucionista, y durante mucho tiempo se han enfrentado buscando privilegiar alguna de ellas, cuando lo que se busca es el privilegiar una determinada dimensión espacio-temporal.
Ontológicamente genera la eternidad del ser y la transmutación del ser, lo que revela que el problema esta en la dimensión espacio-tiempo que empleamos en la observación. Esto implica que los límites de nuestras dimensiones espacio-tiempo nos permite tener diferentes definiciones del "ser", de devenir y de hasta su historia. En una dimensión espacio-tiempo tan pequeña, podría no lograr que se visualice la existencia de una historia, en una dimensión espacio-tiempo mayor podría percibirse que hay ciclos "aparentemente" repetitivos, pero en una dimensión espacio-tiempo mucho mayor se puede visualizar no solo "aparentes" repeticiones históricas, sino se puede visualizar la existencia de que la historia no es repetitiva, que es progresivamente lineal.
Para lograr tener visualización de las implicancias de las dimensiones espacio-tiempo, el hombre ha tenido que liberarse de sus preceptos unidimensionales lo que le ha permitido llegar a reconocer que construye su mundo gracias al conocimiento de su historia. La historia, en la dimensión espacio-tiempo pertinente, nos ha permitido constatar que todo es progresivamente transmutable, con lo que hemos llegado a conceptuar que podemos llegar a transmutar desde lo que somos a lo que seremos. Los creacionistas rechazan que el ser puede transmutar más allá para lo que fue creado, pueda progresar hacia algo que no ha sido definido en la creación.
Hoy la ciencia nos demuestra que las dimensiones espacio-tiempo son apenas 4 de las -hasta ahora- 11 dimensiones encontradas, lo que complica nuestra delimitación de las dimensiones y frente a lo cual el "ser" puede tener más de una definición, ligada o desligada de su devenir y con diversas historias.
Si esto es así, nuestra definición de conocimiento también queda por redefinir, lo que conocemos esta determinado por los procesos que nos permite conocer o es un espejismo dependiente de nuestras dimensiones. Los griegos indicaron que solo lo inmutable puede ser conocido, los mecanicista creacionista establecieron que lo inmutable es lo que permite la construcción del todo, con lo que inferían que lo mutable no es conocimiento y no constituye parte de lo necesario para la construcción del todo. Pero los evolucionistas progresistas admiten que lo cambiante puede ser conocido debido a que no hay nada inmutable, porque lo mutable es el constituyente del todo.
Así que nuestra definición de conocimiento definida como todo aquello que es verificable implicaría asociación necesaria y suficiente con una unidad dimensional especifica espacio-tiempo; ya que fuera de ella, no podrá ser verificable y con ello dejará de ser conocimiento. Si definimos conocimiento como lo que resiste los cuestionamientos, bastaría con cambiar de dimensión espacio-tiempo para hacer que el conocimiento sea cuestionable. Estas dos definiciones de conocimiento parten de la inmutabilidad de la dimensión espacio-tiempo, pero si aceptamos que la dimensión espacio-tiempo es mutable, podremos definir conocimiento como aquello dependiente de la dimensión espacio-tiempo y por ello relativo.
Esto tendría implicancia para la misma orden masónica, porque lo que define esta determinado por la dimensión espacio-tiempo establecida. La verdad queda determinada por sus variables iniciales. Según la teoría del caos, el devenir -entendido como resultados- queda determinado por las variables iniciales -donde se incluye las dimensiones espacio-tiempo- así como los atractores y los fractales que se repiten en cada dimensión incluida. Esto permite aceptar o rechazar cualquier conocimiento. Lo que, en razón de la constatación, incluye a la orden masónica, si es que la vemos como cúmulo de conocimientos. Pero si a nuestra orden masónica la aceptamos como cúmulo de dimensiones espacio-tiempo tendrá vigencia. No debemos confundir conocimiento con dimensiones, con lo que nuestra orden masónica dejará de ser cúmulo de conocimientos y pasará a ser cúmulo de dimensiones, con lo que tendrá plena vigencia.
"La discusión del concepto de “ser” resulta más complicada, porque "ser" ha sido tema de miles de libros filosóficos, y "¿qué es ser?" ha sido una de las preguntas críticas de la filosofía occidental. El concepto de ser se tratará aquí desde el punto de vista antropológico y psicológico, pero la discusión filosófica, desde luego, también se relaciona con el problema antropológico.
Como hasta una breve presentación del desarrollo del concepto de ser en la historia de la filosofía, desde los presocráticos hasta la filosofía moderna, rebasa los límites de este ensayo, sólo mencionaré un punto crítico: el concepto de Proceso, actividad y movimiento como elemento de ser. Como ha señalado George Sirnmel, la idea de ser implica un cambio, significa devenir, y tiene sus dos representantes más grandes y más firmes en el inicio y en el cenit de la filosofía occidental: en Heráclito y en Hegel.
Afirmar que "ser" constituye una sustancia permanente, intemporal e inmutable, y que es lo opuesto a devenir, como lo expresaron Parménides, Platón y los escolásticos "realistas", sólo tiene sentido basándose en la noción idealista de que el pensamiento (idea) es la realidad última. Si la idea de amar (en el sentido platónico) es más real que la experiencia de amar, se puede decir que el amor como idea es permanente e inmutable; pero cuando nos basamos en la realidad de los seres humanos que existen, aman, odian y sufren, entonces no existe un ser que al mismo tiempo no se transforme y cambie. Las estructuras vivas sólo pueden existir si se transforman y cambian. El cambio y el desarrollo son cualidades inherentes al proceso vital.
El radical concepto de la vida de Hegel y Heraclito como proceso y no como sustancia tiene un paralelo en el mundo oriental, en la filosofía de Buda. No hay lugar en el pensamiento budista para el concepto de sustancia permanente y durable, ni para las cosas ni para el yo. Nada es real, sino los procesos. El pensamiento científico contemporáneo ha producido un renacimiento de los conceptos filosóficos del pensamiento del proceso al descubrirlos y aplicarlos a las ciencias naturales. "
La propuesta planteada, permite esclarecer si el ser es un ente terminado o por terminar. Si es un elemento terminado desde que esta presente en el universo, origina que ya tiene una función definida, es más, su función esta definida por su estructura que le fue asignada, lo que origina que no tenga posibilidades de dejar de ser lo que es para llegar a ser lo que aún no es.
Sin embargo, esta concepción mecanicista en que solo se observar el objeto creado, cuando se modifica por la concepción que relaciona al objeto creado y el creador, se puede obtener una nueva concepción. En el proceso de creación hay etapas, y estas etapas están determinadas por una extensión de espacio y un determinado tiempo. Cuando esta extensión y temporalidad se amplían se puede observar nuevos procesos que en las anteriores delimitaciones espacio-tiempo no se evidenciaban. En esta nueva dimensión espacio-tiempo, lo que parece un "ser" terminado se puede constatar que dicho "ser" es parte de un proceso, que al pasar por varias etapas de diferenciación, nos permite conceptuar que el “ser" tiene un devenir pasando de lo que es a lo que no es.
Si ampliamos más nuestra percepción espacio-tiempo podremos ver que el mismo "ser" sufrirá su total extinción porque su nacimiento, vida y muerte, quedan totalmente incluidos en una unidad dimensional mayor a toda su "ser". Lo que nos permite definir que lo establecido como "ser" queda delimitado por la dimensión espacio-tiempo que empleamos en el establecimiento del "ser".
Esto misma constatación se puede ver en el sentido inverso, si reducimos la dimensión espacio-tiempo podemos constatar que el "ser" no existe, porque lo que podemos percibir son los "seres" que en su devenir permitirán desde el nacimiento hasta su extinción de nuestro "ser". Lo que nos permite evidenciar, una vez más, que la dimensión espacio-tiempo establecen la inmutabilidad del "ser" y su devenir. En una dimensión el ser puede parecer inmutable mientras que en otra dimensión mutable.
Si tenemos en cuenta estas paradojas de las dimensiones tomadas para el establecimiento del "ser", de su "devenir" y de la misma inmutabilidad, podremos constatar que la inmutabilidad puede cambiar en su definición pasando desde lo perpetuo hasta lo cambiante. Desde lo inmodificable hasta lo modificable, desde lo permanente hasta lo transformable. Luego en nuestra orden masónica podemos tener ambas percepciones, desde la inmutabilidad de nuestra orden hasta la mutabilidad de nuestra orden masónica.
Filosóficamente esto es diferenciado como la teoría creacionista y la teoría evolucionista, y durante mucho tiempo se han enfrentado buscando privilegiar alguna de ellas, cuando lo que se busca es el privilegiar una determinada dimensión espacio-temporal.
Ontológicamente genera la eternidad del ser y la transmutación del ser, lo que revela que el problema esta en la dimensión espacio-tiempo que empleamos en la observación. Esto implica que los límites de nuestras dimensiones espacio-tiempo nos permite tener diferentes definiciones del "ser", de devenir y de hasta su historia. En una dimensión espacio-tiempo tan pequeña, podría no lograr que se visualice la existencia de una historia, en una dimensión espacio-tiempo mayor podría percibirse que hay ciclos "aparentemente" repetitivos, pero en una dimensión espacio-tiempo mucho mayor se puede visualizar no solo "aparentes" repeticiones históricas, sino se puede visualizar la existencia de que la historia no es repetitiva, que es progresivamente lineal.
Para lograr tener visualización de las implicancias de las dimensiones espacio-tiempo, el hombre ha tenido que liberarse de sus preceptos unidimensionales lo que le ha permitido llegar a reconocer que construye su mundo gracias al conocimiento de su historia. La historia, en la dimensión espacio-tiempo pertinente, nos ha permitido constatar que todo es progresivamente transmutable, con lo que hemos llegado a conceptuar que podemos llegar a transmutar desde lo que somos a lo que seremos. Los creacionistas rechazan que el ser puede transmutar más allá para lo que fue creado, pueda progresar hacia algo que no ha sido definido en la creación.
Hoy la ciencia nos demuestra que las dimensiones espacio-tiempo son apenas 4 de las -hasta ahora- 11 dimensiones encontradas, lo que complica nuestra delimitación de las dimensiones y frente a lo cual el "ser" puede tener más de una definición, ligada o desligada de su devenir y con diversas historias.
Si esto es así, nuestra definición de conocimiento también queda por redefinir, lo que conocemos esta determinado por los procesos que nos permite conocer o es un espejismo dependiente de nuestras dimensiones. Los griegos indicaron que solo lo inmutable puede ser conocido, los mecanicista creacionista establecieron que lo inmutable es lo que permite la construcción del todo, con lo que inferían que lo mutable no es conocimiento y no constituye parte de lo necesario para la construcción del todo. Pero los evolucionistas progresistas admiten que lo cambiante puede ser conocido debido a que no hay nada inmutable, porque lo mutable es el constituyente del todo.
Así que nuestra definición de conocimiento definida como todo aquello que es verificable implicaría asociación necesaria y suficiente con una unidad dimensional especifica espacio-tiempo; ya que fuera de ella, no podrá ser verificable y con ello dejará de ser conocimiento. Si definimos conocimiento como lo que resiste los cuestionamientos, bastaría con cambiar de dimensión espacio-tiempo para hacer que el conocimiento sea cuestionable. Estas dos definiciones de conocimiento parten de la inmutabilidad de la dimensión espacio-tiempo, pero si aceptamos que la dimensión espacio-tiempo es mutable, podremos definir conocimiento como aquello dependiente de la dimensión espacio-tiempo y por ello relativo.
Esto tendría implicancia para la misma orden masónica, porque lo que define esta determinado por la dimensión espacio-tiempo establecida. La verdad queda determinada por sus variables iniciales. Según la teoría del caos, el devenir -entendido como resultados- queda determinado por las variables iniciales -donde se incluye las dimensiones espacio-tiempo- así como los atractores y los fractales que se repiten en cada dimensión incluida. Esto permite aceptar o rechazar cualquier conocimiento. Lo que, en razón de la constatación, incluye a la orden masónica, si es que la vemos como cúmulo de conocimientos. Pero si a nuestra orden masónica la aceptamos como cúmulo de dimensiones espacio-tiempo tendrá vigencia. No debemos confundir conocimiento con dimensiones, con lo que nuestra orden masónica dejará de ser cúmulo de conocimientos y pasará a ser cúmulo de dimensiones, con lo que tendrá plena vigencia.
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