Sunday, December 23, 2007

TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN PSICOLÓGICA HUMANA.

Cualquier teoría humana debe intentar una visión que incluya las dimensiones físicas, biológicas, psicológicas y espirituales de la existencia. Así como se ha logrado tener un conocimiento pleno del genoma humano intentar hacer un correlato psicológico del proyecto de la conciencia humana resulta conveniente. Esto consiste en llevar a cabo un proceso de cartografiado intercultural de todos los estados, estructuras, tipos, niveles, estadios y olas de la conciencia humana y que sirva de complemento de las dimensiones físicas, biológicas, culturales y espirituales. Este mapa psicológico nos ayudará a advertir los obstáculos que impiden alcanzar una visión integral de nuestras posibilidades.
Lo que podamos especular en cuanto a la evolución de la psicología humana puede contribuir a la reestructuración de las instituciones, de los sistemas educativos y eliminar las tensiones entre los miembros de una misma sociedad incluyendo nuestras sociedades masónicas.
La dinámica del desarrollo psicológico humano puede establecerse que pasa por estadios que a su vez no son rígidos, sino olas fluidas e interrelacionadas que dan lugar a una compleja dinámica espiral del desarrollo de la conciencia. Es decir, no es una espiral evolutiva simétrica sino muy compleja y no evidencia tanto tipos definidos como mezclas muy diversas, lo que parece más un mosaico de redes y combinaciones de redes.
Las diversas olas de existencia están limitadas por líneas de tensión social que no giran en torno a la raza, clase socioeconómica o grupo político sino del estadio de desarrollo psicológico desde el que esta operando la persona. Es decir, las tensiones entre seres humanos no esta regido por los tipos de personas sino por los tipos en las personas.
Con el fin de hacer más explicito las diferencias se presentará seis primeros niveles de subsistencia y que forman el pensamiento de primer grado. Luego tiene un revolucionará transformación en la conciencia que implica la emergencia de los niveles de ser y del pensamiento de segundo grado, del cual hay dos olas. De este modo existirían ocho olas o niveles de conciencia con una aproximación a cantidad de población mundial que se halla en cada una de ellas y la tasa de poder social de que gozan.
Primer nivel: Arcaico-instintivo. Se trata del nivel de la supervivencia básica, un nivel en el que resultan prioritarios el alimento, el agua, el calor, el sexo y la seguridad y en el que la supervivencia depende de los hábitos y de los instintos. Apenas si existe yo, diferenciado y la perpetuación de la vida requiere de la agrupación en hordas de supervivencia. Se halla presente en las primeras sociedades humanas, en los recién nacidos, los ancianos, los últimos estadios de quienes padecen la enfermedad de Alzheimer, los locos que vagabundean por las calles y las masas hambrientas. (Porcentaje aproximado de la población adulta que se halla en este nivel: 0,1 %. Tasa de poder que posee: 0%.)
Segundo nivel: Mágico-animístico. Está determinado por el pensamiento animista y por una extrema polarización entre el bien y el mal. Los espíritus mágicos pueblan la tierra y a ellos hay que supeditarse apelando a todo tipo de bendiciones, maldiciones y hechizos. Se agrupa en tribus étnicas. El espíritu mora en los ancestros y es el que cohesiona a la tribu. Los vínculos políticos están determinados por el parentesco y el linaje. Parece "holístico" pero, en realidad, es atomístico (“cada recodo del río tiene su nombre pero el río carece de nombre”). Se halla presente en la maldición vudú, los juramentos de sangre, el rencor, los encantamientos, los rituales familiares, las creencias y las supersticiones mágicas de la etnia. Fuertemente implantado en los asentamientos del Tercer Mundo, las bandas, los equipos deportivos y las tribus. (10% de la población, 1% del poder.)
Tercer nivel: Dioses de poder. Comienzo de la emergencia de un yo ajeno a la tribu; poderoso, impulsivo, egocéntrico y heroico. Espíritus míticos, dragones, bestias y personas poderosas. Los señores feudales protegen a sus subordinados a cambio de obediencia y trabajo. Fundamento de los imperios feudales (el poder y la gloria). El mundo se presenta como una jungla llena de amenazas y de todo tipo de predadores. Dominantes y dominados. El yo campa a sus anchas sin cortapisas de ningún tipo. Se halla presente en el rebelde sin causa, la mentalidad fronteriza, los reinos feudales, los héroes épicos, los líderes de las bandas, los malvados de las películas de James Bond, los mercenarios, las estrellas del rock, Atila, rey de los hunos y El señor de las moscas. (20 % de la población y 5% del poder.)
Cuarto nivel: Orden mítico. La vida tiene un sentido, una dirección, un objetivo y un orden impuesto por un Otro todopoderoso. Este orden impone un código de conducta basado en principios absolutistas y fijos acerca de lo que está “bien” y de lo que está “mal”. El acatamiento de ese código y de esas reglas se ve recompensado, mientras que su violación, por el contrario, tiene repercusiones muy graves y duraderas. Fundamento de las antiguas naciones. Jerarquías sociales rígidas y paternalistas, sólo hay un modo correcto de pensar. Ley y orden, control de la impulsividad a través de la culpa, creencias literales y fundamentalistas y obediencia a una ley impuesta por un Otro fuertemente convencional y conformista. A menudo asume un aspecto “religioso” o “mítico”, esto es, hay un sentido mítico-pertenencia, motivo por el cual se puede denominar como el nivel “santo/absolutista”, aunque también puede asumir el aspecto de un Orden o de una misión secular o atea. Se halla presente en la América puritana, en la China confuciana y en la Inglaterra de Dickens, en los códigos de honor de la caballería, en las obras buenas y caritativas, en el fundamentalismo islámico, en las “buenas obras” de los scouts, en el patriotismo de la “mayoría moral”. (40% de la población y 30% del poder.)
Quinto nivel: Logro científico. En esta ola, el yo “escapa” de la “mentalidad azul del rebaño” y busca la verdad y el significado en términos individuales. Es un nivel hipotético-deductivo, experimental, objetivo, mecánico y operativo (o, lo que es lo mismo, científico). El mundo se presenta como una maquinaria racional bien engrasada que funciona siguiendo leyes naturales que pueden ser aprendidas, dominadas y manipuladas en propio beneficio. Muy orientada hacia objetivos y especialmente hacia el beneficio material. Las leyes de la ciencia gobiernan la política, la economía y los asuntos humanos. El mundo se presenta como una especie de tablero de ajedrez en el que destacan los ganadores. Alianzas comerciales y explotación de los recursos de la Tierra en beneficio propio. Fundamento de las sociedades de estados. Se halla presente en la Ilustración, La rebelión del Atlas (la novela de Ayn Rand), Wall Street, la Costa Azul, la clase media emergente de todo del mundo, la industria de la moda y de la cosmética, la búsqueda del triunfo, el colonialismo, la guerra fría, el materialismo y el liberalismo centrado en uno mismo. (30% de la población y 50% del poder.)
Sexto nivel: El yo sensible. Centrado en la comunidad, en la relación entre los seres humanos, en las redes y en la sensibilidad ecológica. El espíritu humano debe ser liberado de la codicia, del dogma y de la división; el respeto y la atención a los demás reemplaza a la fría razón; respeto y cuidado por la tierra, Gaia y la vida. Establece vínculos y uniones laterales y es contrario a las jerarquías. Yo permeable y relacional centrado en redes. Énfasis en el diálogo y las relaciones. Fundamento de las comunidades de valor (agrupaciones libremente elegidas basadas en sentimientos compartidos). Toma de decisiones sustentada en la conciliación y el consenso (desventaja: dilación “interminable” del proceso de toma de decisiones). Presta atención a la espiritualidad, la armonía y el enriquecimiento del potencial humano. Fuertemente igualitario, antijerárquico, centrado en valores plurales, en la construcción social de la realidad, en la diversidad, el multiculturalismo y la relativización de los valores, una visión del mundo a la que habitualmente se conoce con el nombre de relativismo pluralista. Subjetivo y centrado en el pensamiento no lineal; fomenta la cordialidad, la sensibilidad, el respeto y el cuidado por la Tierra y por todos sus habitantes. Se halla presente en la ecología profunda, el postmodernismo, el idealismo holandés, el counseling de Rogers, el cuidado por la salud canadiense, la psicología humanista, la teología de la liberación, el Consejo Mundial de las Iglesias, Greenpeace, los derechos de los animales, el ecofeminismo, el postcolonialismo, Foucault/Derrida, lo políticamente correcto, los movimientos en pro de la diversidad, los derechos humanos y la ecopsicología. (10% de la población y 15% del poder.)
Con la actualización del sexto nivel, la conciencia humana experimenta un verdadero salto cuántico hacia “el pensamiento de segundo grado”, un salto que se puede calificar de “avance trascendental” que permite “llegar a profundidades de significado anteriormente insondables”. Dicho en dos palabras, con la emergencia de la conciencia del segundo grado, el ser humano puede pensar tanto vertical como horizontalmente (utilizando tanto las jerarquías como las heterarquías), con lo cual puede abarcar, por vez primera, el espectro completo del desarrollo interno y advertir la importancia crucial que tiene cada nivel, cada estadio y cada ola en la salud global de todo el proceso espiral del desarrollo.
Así pues, cada ola superior “trasciende e incluye” a sus predecesoras, lo cual quiere decir que va más allá de ellas (las trasciende), al tiempo que las engloba en su misma estructura (las incluye). Una célula, por ejemplo, trasciende pero incluye a las moléculas que, a su vez, trascienden pero incluyen a los átomos. Decir que una molécula trasciende a un átomo no es decir que las moléculas odien a los átomos, sino que los aman, los incluyen en su propio entramado, los abrazan, no los marginan. Por ello cada ola de la existencia constituye un ingrediente esencial de todas las olas subsiguientes, y todas deben ser, en consecuencia, adecuadamente respetadas e incluidas.
Además, cada una de las olas puede verse activada o reactivada en respuesta a las distintas circunstancias que nos depara la vida. Así, las situaciones de emergencia estimulan los impulsos de tercer nivel del poder; el caos reactiva el orden mítico del cuarto nivel; la búsqueda de un nuevo trabajo incentiva los impulsos del quinto nivel científico del logro y el matrimonio y la amistad pone en marcha el sexto nivel de la intimidad. Todos los estadios, pues, aportan algo sumamente importante.
Lo que ninguno de esos estadios puede hacer, no obstante, es darse plena cuenta de la existencia del resto de los estadios. En consecuencia, cada uno de los estadios del primer grado considera que su visión del mundo es la única adecuada y, por tanto, reacciona negativamente cada vez que se siente amenazado. Por ello también el cuarto nivel del orden se siente muy incómodo con la impulsividad del segundo nivel y con el individualismo del quinto nivel, que el quinto nivel del logro considera que el orden del cuarto nivel es cosa de personas muy rígidas y que la vinculación propia del sexto nivel es cuestión de gente muy blanda. El igualitarismo del sexto nivel, por su parte, no admite fácilmente la excelencia, el ordenamiento jerárquico de valores, las grandes imágenes ni nada que pueda parecer autoritario y por ello también suele reaccionar con mucha virulencia en contra del cuarto, quinto y de cualquier otro nivel posterior al sexto.
Este estado de cosas empieza a cambiar con la emergencia del “pensamiento de segundo grado”, una modalidad plenamente consciente de los estadios interiores del desarrollo que permite -aunque no lo haga de un modo claramente articulado- dar un paso atrás y asumir una visión más global. Por ello el pensamiento de segundo grado reconoce y comprende el papel que desempeñan -y, en consecuencia, la necesidad del resto de los estadios. Por esta razón la conciencia de segundo grado no sólo piensa en términos de un determinado nivel sino de la espiral completa de la existencia.
Así, cuando el sexto nivel comienza a aprehender los muchos y muy diversos sistemas y contextos que existen en las diferentes culturas, el pensamiento de segundo grado, que no en vano es conocido también con el nombre del séptimo nivel sensible (es decir, sensible a la marginación de los demás) va un paso más allá y, al advertir los ricos contextos que vinculan estos sistemas plurales, comienza a integrar los sistemas separados en espirales y holoarquías integrales y holísticas. El pensamiento de segundo grado, dicho en otras palabras, resulta útil para pasar del relativismo al holismo o, lo que es lo mismo, del pluralismo al integralismo.
La conciencia integral de segundo grado se despliega, al menos, a través de dos grandes olas:
Séptimo nivel: Integrador. La vida se presenta como un calidoscopio de jerarquías [holoarquías], sistemas y formas naturales cuya prioridad principal gira en tomo a la flexibilidad, la espontaneidad y la funcionalidad. Las diferencias y las pluralidades pueden integrarse naturalmente en corrientes interdependientes. El igualitarismo puede complementarse, cuando es necesario, con grados naturales de ordenamiento y excelencia, con lo cual el rango, el poder, el estado y la dependencia del grupo se ven reemplazados por el conocimiento y la idoneidad. El orden mundial prevalente es el resultado de la existencia de diferentes niveles de realidad (estadios) y de las inexorables pautas del movimiento de ascenso y descenso en la espiral dinámica. El gobierno adecuado facilita la emergencia de entidades pertenecientes a niveles de complejidad cada vez mayor (jerarquía anidada). (1% de la población y 5% del poder.)
Octavo nivel: Holístico. Sistema holístico universal, holones/olas de energías integrativas; integra el sentimiento y el conocimiento; múltiples niveles entrelazados en un sistema consciente. Orden universal consciente y vivo que no se basa en reglas externas (del cuarto nivel) ni en lazos grupales (del sexto nivel). Tanta teórica como prácticamente, es posible una “gran unificación”, una Teoría integradora universal. Hay ocasiones en que desencadena la emergencia de una nueva espiritualidad que engloba la totalidad de la existencia. El pensamiento de octavo nivel utiliza todos los niveles de la espiral, advierte la interacción existente entre múltiples niveles y detecta los armónicos, las fuerzas místicas y los estados de flujo que impregnan cualquier organización. (1% de la población, 1 % del poder.)
Con menos del 2% de la población en el pensamiento de segundo grado (y tan sólo un 1 % en el octavo nivel), el pensamiento de segundo grado es relativamente raro hoy en día y constituye una auténtica “vanguardia” de la evolución colectiva del ser humano. Este tipo de conciencia puede ser ilustrado con ítems que van desde la noosfera de Teilhard de Chardin hasta la emergencia y expansión de la psicología transpersonal, las teorías del caos y de la complejidad, el pensamiento sistémico integral-holístico, las integraciones pluralistas de Gandhi y Mandela afirmando con toda claridad que se halla en marcha un proceso de actualización de estadios todavía más elevados...
El salto a la conciencia de segundo grado
Pero, la emergencia del pensamiento de segundo grado debe vencer la resistencia que le ofrece el pensamiento de primer grado. De hecho, existe una versión del sexto nivel postmoderno (abiertamente pluralista y relativista) que se muestra francamente refractario a la emergencia de un pensamiento más integrador y holístico. Sin el pensamiento de segundo grado, la humanidad está condenada a ser la víctima de una especie de “enfermedad autoinmune” en la que los distintos estadios luchan entre sí por la supremacía.
Éste es el motivo por el cual muchos de los argumentos presentados no reflejan tanto una evidencia objetiva, como el nivel subjetivo de quienes los esgrimen. Poco importa la cantidad de evidencia científica de quinto nivel presentada porque nunca acabará convenciendo a los creyentes míticos del cuarto nivel y lo mismo ocurrirá con la relación del sexto u octavo nivel, que jamás impresionarán a la agresividad del quinto nivel ni al pluralismo del sexto nivel, respectivamente... a menos que el individuo se halle preparado ya para dar un paso hacia adelante en su camino a través del proceso espiral y dinámico del desarrollo de la conciencia. Y éste es también el motivo por el cual los debates “ínter niveles” rara vez se resuelven y que todas las partes implicadas salen de ellos con la sensación de no haber sido siquiera escuchadas.
Del mismo modo, nada de lo que podamos decir aquí convencerá de la plausibilidad de una teoría universal unificadora de todo, a menos que su paleta cognitiva se halle ya teñida con el octavo nivel (en cuyo caso pensará: “¡Esto es algo que ya sabía, aunque ignoraba el modo adecuado de articularlo!”.
Como estábamos diciendo, los estadios de primer grado suelen resistirse a la emergencia de los estadios de segundo grado. Por ello el materialismo científico (de quinto nivel) se muestra violentamente reduccionista con los constructos de segundo grado y trata de reducir todos los estadios interiores a fuegos artificiales neuronales objetivos; el fundamentalismo mítico (del cuarto nivel), por su parte, suele sentirse ultrajado, con lo que muy a menudo considera como un intento por derribar su Orden establecido; el egocentrismo (del tercer nivel) ignora por completo el pensamiento de segundo grado; la magia (del primer nivel) lo maldice, y quinto nivel, por su parte, acusa a la conciencia de segundo grado de ser autoritaria, rígidamente jerárquica, patriarcal, opresiva, marginalizadora, racista y sexista.
En las últimas tres décadas, el sexto nivel -cuyos términos claves probablemente ya conozca (pluralismo, relativismo, diversidad, multiculturalismo, deconstrucción, antijerarquía, etc.) ha estado a cargo de los estudios culturales.
Y hay que decir que el relativismo pluralista del sexto nivel ha ensanchado noblemente el canon de los estudios culturales hasta incluir muchas personas, ideas y narrativas anteriormente marginadas y ha actuado con la sensibilidad suficiente como para tratar de corregir los desequilibrios sociales y evitar las prácticas marginalizadoras.
En este sentido, ha sido responsable de iniciativas fundamentales en el campo de los derechos civiles y de la protección del medio ambiente; ha desarrollado críticas muy elaboradas y persuasivas de las filosofías, metafísicas y prácticas sociales del cuarto nivel religioso convencional y del quinto nivel científico y de sus agendas a menudo exclusivistas, patriarcales, sexistas y colonialistas.
Pero también hay que señalar por otra parte que, por más eficaz que haya sido su crítica de los estadios anteriores, el sexto nivel también ha dirigido sus andanadas hacia todos los estadios post-sexto nivel, con resultados más que desafortunados, tomando muy difícil -y, en demasiadas ocasiones, hasta imposible- su avance hacia construcciones más holísticas e integrales.
Porque lo cierto es que el relativismo pluralista (del sexto nivel) -que se encuentra más avanzado que el absolutismo mítico (del cuarto nivel) y que la razón formal (del quinto nivel) y se adentra en contextos individualistas ricamente texturados- se halla teñido de un fuerte subjetivismo.
Y ello significa que su visión de la verdad y la bondad está muy determinada por las preferencias individuales (con tal de que el individuo no dañe a los demás). Desde esta perspectiva, lo que es cierto para usted no necesariamente lo es para mí, puesto que lo correcto es simplemente lo que los individuos o las culturas deciden en un determinado momento; no existe ninguna verdad o conocimiento universal; cada persona es libre de encontrar sus propios valores, que no tienen por qué ser los mismos que los de los demás. Se trata de una postura que puede ilustrarse perfectamente con la frase “Tú ocúpate de tus cosas que yo lo haré de las mías”.
Éste es el motivo por el cual este estadio también es conocido como el del “yo sensible”. Y precisamente porque es consciente de la existencia de muchos contextos diferentes y de numerosas verdades diferentes (pluralismo), vuelve hacia atrás en un esfuerzo por permitir que cada verdad disponga de su propio espacio, sin marginar ni desdeñar a ninguna. Por ello, al igual que ocurre con los términos “antijerarquía”, “pluralismo”, “relativismo” e “igualitarismo”, cada vez que escuche la palabra “marginación” se hallará muy probablemente en presencia de un sexto nivel.
Lamentablemente, este noble intento también tiene sus inconvenientes. Las reuniones que se atienen a los principios del sexto nivel tienden a discurrir de un modo muy similar: todo el mundo comienza expresando sus sentimientos (lo que suele requerir varias horas); luego tiene lugar un proceso casi interminable en el que todo el mundo expresa sus opiniones, sin llegar a tomar, en muchos casos, ninguna decisión o curso de acción concreto, porque muy probablemente excluiría a alguien.
Así pues, existe la intención de mantener un abrazo inclusivo, no marginador y compasivo de todos los puntos de vista, pero sin saber exactamente cómo hacerlo, porque lo cierto es que no todos los puntos de vista tienen el mismo valor. Así es como se llega a la curiosa situación de que el éxito de la reunión no depende tanto de llegar a una conclusión, como de haber permitido que todo el mundo tuviera la oportunidad de expresar sus sentimientos. Puesto que se supone que ninguna visión es intrínsecamente mejor que otra, no puede recomendarse ningún curso real de acción más que el de compartir todas las visiones y, en el caso de que alguien exponga una afirmación con convencimiento, se considera como un ejemplo de opresión autoritaria. En los años sesenta circulaba un refrán muy común que decía algo así como que “la libertad es una reunión interminable”... pues bien, no cabe la menor duda de que la parte “interminable” era cierta.
El relativismo pluralista es la actitud dominante en el mundo académico. Según esta concepción, la razón humana es intrínsecamente local, culturalmente relativa, arraigada en los hechos cambiantes de la naturaleza y la historia humana, una cuestión de “prácticas”, “formas de vida”, “marcos de referencia” y “esquemas conceptuales” diferentes. No existe ninguna norma de razonamiento que trascienda lo que es aceptado por una sociedad o una época determinada y no existe justificación objetiva alguna para la creencia de que todo el mundo debe respetar el dolor del mal funcionamiento cognitivo. De este modo diferentes personas pueden asumir legítimamente pautas de acción distintas. La única justificación, en última instancia, de una creencia asume la forma de “que sea justificada para mí”. Es decir, este sistema contempla el mundo desde una perspectiva relativa y el pensamiento pone un énfasis radical y compulsivo en verlo todo desde un marco de referencia relativo y subjetivo.
Tal vez ahora resulte evidente que el hecho de que el relativismo pluralista asuma una postura tan subjetivista lo toma especialmente proclive a caer en el narcisismo. Y ése es, precisamente, el meollo del problema, porque el pluralismo se convierte de manera inadvertida en un superimagen para el narcisismo, en el hogar de la cultura del narcisismo y no hay que olvidar que el narcisismo es el gran destructor de cualquier cultura, en general, y de cualquier Teoría universal, en particular (puesto que se niega a salir de su propia órbita subjetiva y no puede permitir la existencia de otras verdades distintas a la suya). Así pues, el primero de los obstáculos que impiden la emergencia de una auténtica Teoría universal es, desde mi punto de vista, la cultura del narcisismo.

2 Comments:

Blogger Josefina said...

Ya envié un comentario al artículo de Virgilio. Por si no pasó resumo a continuación:
Excelente artículo que me ha permitido reflexionar sobre el grave problema que nos aqueja en Colombia al encontrarnos en una planteada "negociación" entre el gobierno y la guerrilla que no tiene salida aparente. Cómo comprendería la guerrilla el código del meme desde donde le hace planteamientos el gobierno? Por supuesto, la guerrilla no respeta los términos de sus propios acuerdos y propuestas ya que su meme está en un nivel donde no hay esa conciencia... Qué opinas tú Virgilio al respecto...? Hay una negociación posible para encontrar la Paz en Colombia...? Cómo ...? Desde este plantemiento de memes...? Gracias por sus respuestas...! Gracias por tu visión... Josefina

3:22 PM  
Blogger Feliciano said...

Exelente artículo Virgilio. Exelente. Lo tenía en mi cabeza hace mucho tiempo y ustes lo ha escrito a la perfección.
Slds hermano.
Feliciano

1:39 AM  

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